📖 El espejo mágico
“La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la más fácil es hablar mal de los demás” (Tales de Mileto)
**El espejo mágico**
Érase una vez una bruja que vivía en una cueva, lejos de la civilización. La bruja era muy poderosa, pero también muy vanidosa. Se creía superior a todos los seres vivos, y se burlaba de sus defectos y debilidades. La bruja tenía un espejo mágico, que le mostraba lo que ella quería ver.
Un día, la bruja se miró al espejo, y le preguntó:
- Espejo, espejo, dime la verdad. ¿Quién es la más bella y sabia de este lugar?
El espejo le respondió:
- Tú eres la más bella y sabia de este lugar. No hay nadie que se te pueda comparar.
La bruja se sintió satisfecha con la respuesta, y sonrió con orgullo. Luego, le pidió al espejo que le mostrara a otras personas, para divertirse a costa de ellas.
- Espejo, espejo, muéstrame a la princesa del reino vecino.
El espejo le mostró a la princesa, que era joven y hermosa, pero también tímida e insegura.
- Mira qué poca gracia tiene esa princesa -dijo la bruja-. Es tan torpe y tan miedosa, que no sabe ni hablar en público. Yo podría gobernar su reino mejor que ella.
- Espejo, espejo, muéstrame al mago de la montaña.
El espejo le mostró al mago, que era viejo y sabio, pero también bondadoso y humilde.
- Mira qué poco poder tiene ese mago -dijo la bruja-. Es tan bueno y tan simple, que no usa su magia para nada. Yo podría hacer maravillas con su magia.
- Espejo, espejo, muéstrame al campesino del valle.
El espejo le mostró al campesino, que era pobre y trabajador, pero también feliz y agradecido.
- Mira qué poca riqueza tiene ese campesino -dijo la bruja-. Es tan pobre y tan ignorante, que no sabe nada del mundo. Yo podría vivir con más lujo y más cultura que él.
Así siguió la bruja, pidiéndole al espejo que le mostrara a diferentes personas, y riéndose de ellas. Se creía mejor que todos ellos, y no se daba cuenta de sus propios defectos y debilidades.
Pero lo que no sabía la bruja era que el espejo mágico tenía un secreto. El espejo no le mostraba la verdad, sino lo que ella quería ver. El espejo le mentía para halagar su ego, y para castigar su soberbia.
Un día, el espejo decidió revelarle el secreto a la bruja, y le dijo:
- Bruja, bruja, escucha bien. Te voy a decir algo que no te va a gustar. Todo lo que te he mostrado hasta ahora ha sido una mentira. No eres la más bella ni la más sabia de este lugar. Hay muchos que te superan en belleza y en sabiduría.
La bruja se sorprendió al oír al espejo, y le preguntó:
- ¿Qué dices? ¿Cómo te atreves a mentirme? ¿Cómo puedes decir eso?
El espejo le respondió:
- Te lo digo porque es la verdad. Y te lo digo porque te lo mereces. Has sido tan vanidosa y tan cruel con los demás, que no has sabido conocerte a ti misma. Has hablado mal de los demás, sin ver tus propios defectos y debilidades.
La bruja se enfadó con el espejo, y le dijo:
- No te creo. Muéstrame la prueba. Muéstrame cómo son realmente las personas de las que me he burlado.
El espejo le dijo:
- Está bien. Te mostraré cómo son realmente las personas de las que te has burlado. Pero te advierto que no te va a gustar lo que vas a ver.
El espejo le mostró a la princesa, que era joven y hermosa, pero también valiente y decidida. La princesa había superado su timidez y su inseguridad, y se había convertido en una líder respetada y querida por su pueblo.
- Mira qué gracia tiene esa princesa -dijo el espejo-. Es tan valiente y tan decidida, que sabe hablar en público con elocuencia y carisma. Ella gobierna su reino mejor que tú.
El espejo le mostró al mago, que era viejo y sabio, pero también poderoso y generoso. El mago había usado su magia para ayudar a los necesitados, y para proteger la naturaleza. El mago era admirado y venerado por todos los seres vivos.
- Mira qué poder tiene ese mago -dijo el espejo-. Es tan poderoso y tan generoso, que usa su magia para hacer el bien. Él hace maravillas con su magia.
El espejo le mostró al campesino, que era pobre y trabajador, pero también rico y culto. El campesino había vivido con lo que tenía, y había aprendido de todo lo que veía. El campesino era feliz y agradecido por su vida.
- Mira qué riqueza tiene ese campesino -dijo el espejo-. Es tan rico y tan culto, que sabe mucho del mundo. Él vive con más lujo y más cultura que tú.
Así siguió el espejo, mostrándole a la bruja cómo eran realmente las personas de las que se había burlado. La bruja se quedó sin palabras, al ver que todos ellos eran mejores que ella.
La bruja se sintió humillada y arrepentida. Se dio cuenta de que había sido una tonta, y de que había desperdiciado su vida. Se dio cuenta de que no se conocía a sí misma, ni a los demás.
La bruja le pidió perdón al espejo, y le dijo:
- Perdóname, espejo. Has sido más sabio que yo. Me has enseñado una gran lección. Quiero cambiar mi forma de ser, y aprender a conocerme a mí misma y a los demás.
El espejo le perdonó a la bruja, y le dijo:
- Te perdono, bruja. Has sido más humilde que antes. Te has merecido una segunda oportunidad. Quiero ayudarte a cambiar tu forma de ser, y a aprender a conocerte a ti misma y a los demás.
El espejo le dio a la bruja un consejo, y le dijo:
- Recuerda siempre esta frase: "La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la más fácil es hablar mal de los demás".
La bruja aceptó el consejo del espejo, y se lo grabó en su corazón. Le dijo:
- Gracias, espejo. No olvidaré esa frase. La pondré en práctica cada día.
La bruja se despidió del espejo, y salió de la cueva. Allí buscó a las personas de las que se había burlado, y les pidió perdón. Allí cambió su forma de tratar a los demás, y se volvió amable y respetuosa. Allí encontró el conocimiento que venía de dentro, y lo compartió con los demás.
Así fue como la bruja aprendió a conocerse a sí misma, y se convirtió en la bruja más sabia del mundo.
Fin.
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