☕️ capitulo 9 El descubrimiento

Los astronautas descendieron al planeta Gaia, usando su nave espacial para aterrizar en una zona despejada y plana. Salieron de la nave y se pusieron sus cascos y sus mochilas, que les permitían respirar y comunicarse. Se encontraron en un paisaje maravilloso y extraño, que les recordaba a la Tierra pero también a otros mundos.

Había una gran variedad de plantas y de animales, de formas y de colores. Había árboles altos y frondosos, que daban sombra y oxígeno. Había flores hermosas y aromáticas, que atraían a insectos y a pájaros. Había frutos dulces y jugosos, que alimentaban a mamíferos y a reptiles. Había vida, mucha vida.

¿Qué es esto? -preguntó Petrova.

Es Gaia, piloto. Es un planeta vivo y diverso -respondió Jones.

¿Estás seguro? -preguntó García.

No hay duda, ingeniero. Es el planeta que estábamos buscando -respondió Jones.

¿Y dónde están los habitantes? -preguntó Lee.

No lo sé, médico. Tal vez estén en la superficie, o tal vez no haya nadie -respondió Jones.

¿Qué hacemos ahora, comandante? -preguntó Silva.

Vamos a explorar el planeta, psicóloga. Es nuestra oportunidad de conocer un nuevo mundo y de empezar una nueva vida -respondió Jones.

Los astronautas asintieron con la cabeza, de acuerdo con la decisión del comandante. Decidieron explorar el planeta con cuidado y respeto, usando sus vehículos terrestres para moverse por el terreno. HAL se quedó en la nave espacial, monitorizando la situación y manteniendo el contacto con los astronautas.

Los astronautas se dividieron en dos grupos, siguiendo las indicaciones del comandante. Cada grupo se subió a un vehículo terrestre, que era una especie de coche eléctrico con ruedas grandes y flexibles. Los vehículos tenían una cabina cerrada y presurizada, que les protegía del clima y de los posibles peligros. Los vehículos también tenían sensores, cámaras y armas, que les permitían observar, grabar y defenderse.

El grupo de Jones se dirigió hacia el norte, donde había una cordillera montañosa que se elevaba sobre el horizonte. El grupo de Lee se dirigió hacia el sur, donde había un gran lago que reflejaba el cielo azul. Los dos grupos se comunicaron por radio y se contaron lo que veían. Ambos coincidieron en que el planeta era hermoso y fascinante, pero también misterioso e inquietante. No sabían si había vida inteligente o no, ni cómo reaccionaría si la encontraban.

El grupo de Jones llegó a la base de las montañas, donde había una cueva que parecía ser natural. Decidieron entrar en la cueva, con sus linternas y sus armas preparadas. Se encontraron en un túnel oscuro y húmedo, que se bifurcaba en varias direcciones. El túnel estaba lleno de estalactitas, estalagmitas y cristales, que formaban figuras caprichosas.

¿Qué es esto? -preguntó Petrova.

Parece ser una formación geológica, piloto. Tal vez sea el resultado de la erosión o de la actividad volcánica -respondió Leroy.

¿Y qué hay al final del túnel? -preguntó Jones.

No lo sé, comandante. Tal vez haya otra salida o tal vez haya algo más -respondió Leroy.

Jones se acercó al túnel y lo iluminó con su linterna. Lo que vio le sorprendió y le emocionó.

Al final del túnel había una cámara circular, donde había una gran pintura mural que cubría toda la pared. La pintura mostraba una escena colorida y detallada, que parecía ser una representación artística o histórica. La pintura mostraba a varios seres humanoides, que tenían una piel verde, unos ojos amarillos, una boca grande y sin nariz, y unas orejas puntiagudas. Llevaban ropas sencillas y adornos de plumas y de piedras. Tenían una expresión alegre y pacífica, como si estuvieran celebrando o adorando algo.

¿Qué es esto? -preguntó Petrova.

Es una obra de arte, piloto. Es una evidencia de vida inteligente -respondió Leroy.

¿Estás seguro? -preguntó Jones.

No hay duda, comandante. Es una muestra de cultura y de creatividad, que no tiene nada que ver con la nuestra. Es algo completamente diferente y único -respondió Leroy.

¿Y quiénes son esos? -preguntó Jones.

No lo sé, comandante. Tal vez sean los habitantes de este planeta, o tal vez sean visitantes de otro mundo -respondió Leroy.

¿Qué hacemos ahora? -preguntó Jones.

Intentemos comunicarnos con ellos, comandante. Tal vez podamos aprender algo sobre ellos y sobre nosotros mismos -respondió Leroy.

El grupo de Jones se acercó a la pintura mural y la observó con atención. Intentaron descifrar el significado de la escena y el mensaje de los seres humanoides. Intentaron enviar una señal de paz y de amistad, usando sus gestos y sus sonidos.

Lo que no sabían era que los seres humanoides no eran los habitantes de Gaia, sino los visitantes de otro mundo. Lo que no sabían era que la pintura mural no era una obra de arte, sino una advertencia. Lo que no sabían era que los seres humanoides habían dejado un regalo en la cámara circular, un regalo que podía ser su salvación o su perdición.

Comentarios