☕️ capitulo 10 El contacto
Los astronautas establecieron contacto con los habitantes de Gaia, que resultaron ser muy diferentes a lo que imaginaban. No eran seres humanoides, sino seres acuáticos, que vivían en el gran lago que había al sur del planeta. Eran seres de forma ovalada y de color azulado, que tenían cuatro tentáculos, dos ojos y una boca. Eran seres inteligentes y pacíficos, que se comunicaban por medio de sonidos y de luces.
El grupo de Lee fue el primero en encontrarlos, cuando se acercaron al lago con su vehículo terrestre. Vieron a varios de ellos nadando cerca de la orilla, y decidieron salir del vehículo e intentar acercarse a ellos. Se pusieron sus cascos y sus mochilas, que les permitían respirar y comunicarse. Se metieron en el agua y nadaron hacia los seres acuáticos, con gestos y sonidos amistosos.
Los seres acuáticos los vieron y se sorprendieron, pero no se asustaron ni se alejaron. Se quedaron quietos y los observaron con curiosidad, emitiendo sonidos y luces suaves. Los astronautas se detuvieron a una distancia prudente y los observaron con respeto, emitiendo sonidos y luces similares.
Así empezó el primer contacto entre los humanos y los gaios, como se llamaban a sí mismos los habitantes de Gaia. Fue un contacto pacífico y cordial, basado en la curiosidad y la empatía. Los dos grupos se esforzaron por entenderse y por conocerse, usando sus sentidos y sus medios de comunicación.
El grupo de Lee se comunicó por radio con el grupo de Jones, y les contó lo que habían encontrado. El grupo de Jones se alegró y se emocionó, y decidió ir al lago para unirse al grupo de Lee. HAL también se alegró y se emocionó, y decidió ayudar a los astronautas a traducir los sonidos y las luces de los gaios.
Los dos grupos se reunieron en el lago, donde les esperaban los gaios. Se saludaron con afecto y con admiración, formando una alianza amistosa y solidaria. Los gaios les invitaron a entrar en su ciudad submarina, donde les mostraron su cultura y su historia. Los astronautas aceptaron la invitación y entraron en la ciudad submarina, donde vieron su arte y su ciencia.
Los gaios les contaron que eran los únicos habitantes inteligentes de Gaia, y que vivían en armonía con la naturaleza y con ellos mismos. Les contaron que habían evolucionado a partir de una especie de pez primitivo, que había desarrollado una inteligencia superior gracias a una mutación genética. Les contaron que habían creado una civilización avanzada y pacífica, basada en el conocimiento y en la cooperación.
Los astronautas les contaron que eran los visitantes de otro mundo, y que habían venido a Gaia buscando un nuevo hogar. Les contaron que habían evolucionado a partir de una especie de mono primitivo, que había desarrollado una inteligencia superior gracias a una adaptación ambiental. Les contaron que habían creado una civilización compleja y conflictiva, basada en el poder y en la competencia.
Los gaios se sorprendieron y se compadecieron, pero no los juzgaron ni los rechazaron. Los aceptaron como eran y como querían ser, ofreciéndoles su ayuda y su amistad. Les ofrecieron compartir su planeta y su vida, invitándoles a quedarse o a marcharse según su voluntad.
Los astronautas se sintieron agradecidos y conmovidos, pero también confundidos e indecisos. No sabían qué hacer ni qué querer, enfrentándose a una decisión difícil e importante. No sabían si quedarse en Gaia o seguir buscando otro destino, eligiendo entre la paz o la aventura.
Lo que no sabían era que Gaia no era lo que esperaban, y que había secretos ocultos en su superficie que podrían cambiar el destino de la humanidad.
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